sábado, 2 de enero de 2021

LA AVENTURA DE ESCRIBIR

Empezar ante el abismo blanco siempre retrae al neófito de las letras. No hay mayor temor que el bloqueo. ¿Por dónde comenzar? ¿Qué escribir? y sobre todo ¿Para quién?

Pasado el miedo inicial, ese que nos activa y nos conmueve, llega el momento de diseñar el sendero que pretendemos recorrer, y ahí realmente comienza la aventura. En mi caso siempre ha sido fácil llenar hojas y hojas con letras que contenían sentido e ilusión. Pero, nunca di el paso a crear una obra de extensión larga y más allá de los relatos cortos a los que acostumbraba a crear y publicar en otros blogs.

Algunos conatos, que he de reconocer, infructuosos porque no sabía hacia donde me llevaban y proyectos que no pasaban de más allá de las cuarenta páginas. En esos instantes no sabía por qué o el motivo del fracaso en mi predisposición. Si era capaz de escribir decenas de relatos, como no era posible que no fuera capaz de reunir más hojas e ideas... La respuesta a mi pensamiento retórico estaba a la vista. Porque sencillamente, nunca me había planteado escribir, por ejemplo, una novela. Sólo escribía por placer, por dejar volar mi imaginación y visualizar historias y momentos que más adelante era capaz de plasmar de forma fugaz y veloz. Siendo así hasta que un día un buen amigo escritor, me preguntó si ya había escrito una novela completa.

No supe que decir. Con más valor que sentido común le remití mis bocetos, o lo que era lo mismo, nada. Y obviamente, yo que me pensaba embutido del espíritu de Quevedo, Calderón de la Barca, Pérez Galdós y otros grandes de la historia de la literatura española, me di de bruces con la realidad. Ni sabía escribir (ahora tampoco creo que lo sepa) ni sabía realmente reunir letras. Sólo las amontonaba, eso sí, organizadas para que al menos tuvieran un mínimo de sentido.

Y ahí comenzó el verdadero camino. Yo, devorador de libros, me di cuenta que solo leía sin prestar atención a como estaba escrito, a detalles como la puntuación, los signos, las pausas, los giros literarios, las herramientas básicas de la comunicación escrita. Y en ese momento, frené toda aspiración a creerme literato.

¡Qué difícil es escribir medianamente bien!

Pero el primer paso es el importante. Reconocer que no sabía. Reconocer que no estaba sino en el principio del principio. Tocaba volver a leer, pero esta vez, buscando y estudiando las letras y las frases. Y encontré una pasión distinta. Por un lado, la novela, la trama, el desenlace. Por otro, como había construido el autor todo el camino. Y ahí, nuevamente me sentí en el parvulario de las palabras, de las ideas y de la creatividad.

Entonces descubrí la verdadera aventura. Volver a aprender a leer, volver a aprender a escribir, volver a aprender a disfrutar de lo leído y escrito como si fuera un niño en su primera acampada.


(Continuará)


LA AVENTURA DE ESCRIBIR

Empezar ante el abismo blanco siempre retrae al neófito de las letras. No hay mayor temor que el bloqueo. ¿Por dónde comenzar? ¿Qué escribir...